En principio se trataba de un grupo de WhatsApp en el que unas 200 personas que consumen Mounjaro, un fármaco utilizado para adelgazar, compartían experiencias con el tratamiento y datos sobre cómo conseguirlo a mejor precio. Pero se convirtió en una vía para cometer estafas o comprar de forma irregular en China inyectables no permitidos para el uso humano. Esto es lo que ha denunciado la Asociación Nacional de Apoyo para Tratamiento de Obesidad (Anato) ante la Policía Nacional y la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).

Mounjaro es una medicación “muy cara, ya que no tiene financiación pública, y que se puede encontrar en las farmacias”, explica el presidente de Anato, Manuel Martín. La dosis media necesaria para un mes de tratamiento, unos 15 miligramos, puede superar en España los 400 euros. “Se trata de un tratamiento de larga duración, incluso crónico”, detalla Fernando Vidal-Ostos de Lara, miembro del Área de Obesidad de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). Su principio activo es la tirzepatida, que actúa regulando el apetito, retrasando el vaciamiento gástrico y mejorando la sensibilidad a la insulina. “De esta forma se optimiza la regulación energética”, apunta Vidal-Ostos de Lara. El tratamiento consiste en una inyección semanal a través de una pluma que viene cargada con cuatro dosis.
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