Aurelio Izquierdo tiene 63 años y desde los 11 conoce a la perfección el quiosco de prensa que le ha visto crecer, a él y al barrio. Ubicado en Lavapiés, entre el parque Casino de la Reina y el Mercado de San Fernando de Madrid, este lunes, 2 de diciembre, será el último día que abra las puertas metálicas. Más de seis décadas de negocio familiar quedan atrás tras un mensaje que, apesadumbrado, colgó hace una semana: “Os echaré de menos. Un abrazo para todos”. El negocio, que un día llegó a sostener a dos familias, ya no da para más.
Apostado en la pequeña ventana desde la que cobra los pocos periódicos que cada día vende, unos 30, Aurelio continúa saludando con normalidad a los clientes que todavía se acercan a este enclave, lugar de reunión no oficial en el que se dan cita cada vez menos personas del barrio. “Yo empecé ayudando a mi padre a hacer las devoluciones. Cuando crecí y conseguí un trabajo a medio jornada, venía las tardes a seguir trabajando con él”, recuerda con cierto tono lastimero.
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