Ángel García envasaba sus vinos de crianza y reserva en una botella pesada, bonita. La llaman "la señorita", con hombreras y cintura, confeccionada para el servicio cuidado de los 'maîtres', pues un camarero es capaz de servir el caldo posando dos dedos en la base de la misma. La falta generalizada de vidrio ha hecho que este propietario de las bodegas Linaje Garsea, ubicada cerca de la Ribera del Duero, haya decidido cambiar la estilosa botella que utilizaba hasta ahora. Este problema acuciante en el que coinciden bodegueros, fabricantes y distribuidores empieza a trastocar la venta del vino, aunque desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Envases de Vidrio esperan que sea transitorio.
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Un productor francés coloca sus botellas al sol
para estabilizar el vino. (EPA)
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