Siempre que me daban un euro para comprar unos sobres de cromos, yo pedía cinco céntimos más ante la desaprobación de mi madre o mi padre. Hace ya más de una década, cada sobre de seis cromos costaba 35 céntimos, y, con esos cinco céntimos extra, yo podía comprar tres en lugar de dos. El tiempo ha pasado y ocho cromos de la misma colección que yo hacía, de LaLiga de fútbol, cuestan un euro, pero la idea de que siempre hay algunos cromos que cuesta mucho más conseguir que otros sigue presente.
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Justino Fernández en su puesto del Rastro. (Guillermo Martínez)
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Lluis Torrent, director general de Panini en España, no quiere decir esta suerte de “secreto de la Coca-Cola” con el que compara el ensobrado de los cormos. “Te aseguro que se producen, se imprimen y se ensobran absolutamente las mismas cantidades de todos los cromos, y esto es rigurosamente cierto”, dice desde Barcelona. Él basa estas palabras en su experiencia de 43 años al frente de la empresa. “Lo que pasa es que es aleatorio, ni siquiera en una caja de sobres están todos los cromos de la colección”, agrega. Y es cierto. En las cajas vienen 50 sobres de ocho cromos, es decir, un total de 400 adhesivos, frente a los 600 adhesivos que componen la colección de mayor éxito de LaLiga.
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Las colecciones de cromos de fútbol son una emocionante búsqueda del tesoro para los aficionados. Curiosamente, siempre parece faltar uno, creando un misterioso desafío que alimenta la pasión y la persistencia en la búsqueda.