El reloj termómetro de la parada de autobús de la entrada marca las 16:53 horas, 42 grados centígrados de temperatura ambiente. Salir a la calle y andar 20 metros al sol sin que el cuerpo comience a sudor parece tarea imposible. También es difícil, sin que te cobren por ello, encontrar un lugar en el que poder estar sentado, tranquilo, a la sombra, rodeado de naturaleza, con agua fría a tu disposición. Difícil, pero no imposible. Durante casi dos meses, el Círculo de Bellas Artes ha convertido parte de su segunda planta en el primer refugio climático de Madrid.
El espacio da la bienvenida al visitante con grandes maceteros que a su vez guardan otras macetas de diversos tamaños con diversas plantas. También hay mesas, enchufes y una suerte de banda sonora ambiente cercana a lo que se podría denominar música celestial. En realidad, la pieza musical se denomina “Permanencia vegetal” y está creada específicamente para el refugio por la artista Sayaka Fujio de la Escuela SUR.
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