El alquiler se enquistará en la vida de miles de personas que tan solo subsisten gracias a su salario y que tampoco verán como solución una posible herencia. Así se desprende del informe realizado por IDRA, el Instituto de Investigación Urbana de Barcelona, en el que los datos esclarecen esta percepción cada vez más asentada entre las clases menos pudientes. Sus resultados echan por tierra esa esperanza, convertida en mito por los datos, de que muchas personas accederán a una vivienda en propiedad tras recibir una herencia.
“Las dinámicas del mercado del alquiler lo han convertido en un mecanismo de transferencia de rentas entre la población inquilina y la población rentista que acumula propiedades sobrantes”, resumen en el informe titulado 'De propietarios a inquilinos. Informe sobre la creciente desigualdad en el acceso a la propiedad'.
El panorama general no es nada halagüeño para la gente con menos recursos. La vivienda, convertida casi exclusivamente en un bien de mercado, se configura como un vector de desigualdad social, afirman los expertos de IDRA. De hecho, cada vez más gente no tiene otra opción que apostar por el alquiler. Los inquilinos ya representan el 53% de los hogares entre 16 y 29 años y el 32% de los hogares entre 30 y 44 años.
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