El pasado 6 de febrero cientos de caminantes dejaron atrás Málaga y comenzaron la novena marcha de La Desbandá. Como todos los años, estos activistas transitan el mismo recorrido que en 1937 se vieron obligados a hacer cientos de miles de civiles indefensos asediados desde tierra, mar y aire por el bando sublevado en julio de 1936. El próximo día 15 está previsto que lleguen a Almería, aunque la Subdelegación del Gobierno en la provincia no se lo está poniendo fácil, según denuncian. “Nos dicen que por problemas de seguridad no podemos entrar en la ciudad por el mismo camino que siempre hemos hecho y que ya nos habían autorizado”, adelanta Rafael Morales, presidente de la Asociación Sociocultural La Desbandá.

Hace casi un mes, el 16 de enero, la asociación recibió la autorización oficial de la Subdelegación para realizar las tres etapas y media que transcurren por la provincia. El conflicto se concretiza en la última, la que culmina todo el recorrido. “A día de hoy a mí nadie me ha notificado ningún cambio por escrito, así que mantenemos el recorrido y pasaremos a Almería andando como sea”, se reafirma Morales.
Este cambio de última hora llega, además, apenas unos días después de que el Gobierno, a través del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, haya declarado como Lugar de Memoria Democrática este éxodo, persecución y masacre de la población civil entre Málaga y Almería en febrero de 1937. Publicado en el BOE, la resolución señala que La Desbandá es «uno de los más cruentos de la Guerra de España», ya que entre 200.000 y 300.000 personas huyeron por la carretera N-340, asediadas por las tropas sublevadas.
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