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Breve historia del populismo español

El bipartidismo se rompió y las grandes ideologías comenzaron a desintegrarse, exactamente igual que la credibilidad de los partidos políticos tradicionales. Ni el PSOE ni el PP, que hasta el momento habían marcado la senda del devenir político español, resultaban suficientes para atajar las aspiraciones de un electorado cansado de votar entre uno y otro. Es en ese momento cuando Podemos asciende meteóricamente con un discurso caracterizado por el populismo, un término escurridizo que no refiere tanto a una ideología como a una forma de actuar. Lo mismo ocurriría también, tiempo después, con la formación que ocuparía el extremo parlamentario contrario, Vox.

El populismo se encuentra ligado a ‘lo antisistema’, a la oposición de las elites. El politólogo Ignacio Torreblanca ahonda en esta última característica cuando menciona que «el discurso populista impugna lo existente, generalmente la democracia liberal. Por eso, el populismo puede llegar tanto desde la derecha como desde la izquierda: el relato es que el sistema no funciona porque está gobernado por unas elites egoístas que toman decisiones de espaldas al pueblo». Según el analista, «el cuestionamiento de los populistas se halla al decir que la democracia es el gobierno del pueblo, ya que entonces quien gana unas elecciones no debería enfrentarse a ciertas limitaciones como el cuestionamiento de los compromisos internacionales, el nombramiento de jueces, la regulación de los medios de comunicación o la modificación de la Constitución».

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