Cuando se publique este artículo, España habrá superado los tres mil fallecimientos a causa del coronavirus. Si ya es difícil enfrentarse a una pérdida, la situación actual agrava enormemente el dolor de las familias y allegados, dada la imposibilidad de realizar el velatorio, el funeral o el entierro. Los expertos advierten de que bloquear un duelo puede desembocar en patologías como depresión o estrés, al mismo tiempo que recomiendan potenciar la parte personal frente a la colectiva, ahora que todo el mundo se encuentra confinado en casa.
Según el decano, la pérdida de alguien en situación de confinamiento se podría definir como el trance menos humano de todos, ya que el estado en el que la población española se encuentra es un corte de toda la dimensión compartida. Por su parte, María Dolores Gómez Castillo, homóloga de Mattioli en Castilla-La Mancha (COPCLM), contextualiza el estado de las cosas: «Estamos pasando por un duelo colectivo. Hemos perdido la rutina de nuestro día a día de repente, y eso en sí ya es una pérdida», en sus propios términos. Es ella misma la que asegura que los ritmos del duelo también se verán alterados: «Pasar el duelo es una condición natural y psicológica en los seres humanos, necesaria para poder seguir. En circunstancias normales, se necesita un año para dar por superados los denominados ritos de paso, y no sería hasta el segundo año cuando, normalmente, se cierra el proceso».
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