Poner a punto el centro de Madrid para los nuevos usos que tiene. Ese es el reto que enfrenta la gran intervención que sufre en estos momentos la emblemática Puerta del Sol, el kilómetro 0 español en el que todo turista quiere fotografiar su pie. Más allá de la dureza que volverá a tener ese lugar histórico, las obras abarcan numerosas calles adyacentes englobadas en el mismo proyecto, lo que aportará consistencia y armonía a lugares por los que transitan miles de personas al día. No obstante, en la configuración actual continúan los ecos del pasado, cuando la predominancia del vehículo privado desterraba a los peatones de un espacio público que ahora se reconfigura para que sea mucho más amable para los transeúntes.
El geógrafo y urbanista Antonio Giraldo considera que esta intervención no es tan importante por el rediseño de los elementos de la Puerta del Sol, sino por la transformación que sufrirán las calles aledañas, como la Carrera de San Jerónimo, cortada al tráfico desde Canalejas hacia el kilómetro 0 desde hace más de un año. “Este diseño amplio es un acierto, aporta uniformidad al centro”, agrega el experto.
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