Huir de espacios públicos, sobreanalizar cualquier situación, no poder ver el telediario por el sufrimiento que sienten al tener una empatía tan desarrollada, tener problemas a la hora de conocer a otras personas, terminar en el hospital por somatizar cualquier disgusto: estos son sólo algunos de los efectos a los que se enfrentan las llamadas Personas con Alta Sensibilidad (PAS), un rasgo de la personalidad algo desconocido para el gran público pero que, según apuntan los estudios, afecta a uno de cada cinco individuos.
Encarna Rodríguez, pedagoga, tiene 52 años y hace unos seis llegó a la determinación de que era PAS. "Poco después me puse a estudiar a los niños que tenían este rasgo, y ahí fue cuando me identifiqué totalmente con ello", asegura a EL ESPAÑOL. Poco a poco, se fue dando cuenta de que cumplía las cuatro características que suelen definir a este tipo de personas.
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