Llegados de los lugares más pobres de España durante los largos años del hambre y la posguerra, Vallecas se convirtió en epicentro de la resistencia vecinal. Calles sin asfaltar en las que no entraban los taxis, sin agua potable ni electricidad en las viviendas, y casas de hasta 30 metros cuadrados en las que en lugar de habitaciones había “huecos” se extendían por el barrio conocido como Palomeras Bajas. Audaces, los constructores vieron en este lugar una nueva oportunidad de negocio. A finales de los años 60, cientos de trabajadores que se habían labrado su vida en este barrio conocieron la palabra “expropiación”.
Así se inicia el cómic Vallecas. Los años de barro 2 (Hoy es siempre, 2024), donde el periodista retirado Rodolfo Serrano y el ilustrador Román López-Cabrera escriben y dibujan un recorrido tortuoso que, gracias a la unión y la solidaridad, se materializó en buena parte de lo que todavía hoy se yergue en esta zona, tan codiciada como entonces. En la novela gráfica, Serrano rememora la creación de la primera asociación vecinal de España, germen de una lucha sin igual que tendría que batirse en duelo con la Administración en no pocas ocasiones.
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