El miedo sobrevuela al vecindario de Guadalix de la Sierra desde hace algunos meses. Concretamente, desde que se enteraron de que el Ayuntamiento tiene la idea de ceder unas siete hectáreas de suelo público para edificar una planta de biogás que llegaría a procesar hasta 25.000 toneladas de residuos al año cuyo beneficio iría a parar a Repsol. Lo que en un primer momento parecía un proyecto orientado al uso de la energía local, más tarde se ha convertido en declaraciones contradictorias por parte del alcalde del municipio que sumen en la incertidumbre a los casi 7.000 habitantes de este pueblo y otros tantos circundantes.

José Isidro Gordito, portavoz de la Asociación Vecinal en defensa de Guadalix y la Plataforma NO a la planta de biogás en el municipio, recuerda que hace unos años ya se creó una asociación orientada a la producción de energía que aprovecharían sus socios. Esta organización cuenta con representación pública por parte del Ayuntamiento. “Pretendían crear un mercado local de la energía, que se produciría a pequeña escala para el pueblo y los asociados”, explica.
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