Hubo un tiempo en que era posible recibir por correo copias de obras de arte. Obras de arte realizadas por jóvenes, en Madrid, tan comprometidos consigo mismos como reacios a todo compromiso más allá de la creación. Se llamaron GENE y su base de operaciones estaba en la Galería Nacional. Estuvieron activos desde 1986 hasta 1988. Fueron años en los que el socialfelipismo, como diría Francisco Umbral, regaba de dinero, premios y becas el panorama artístico. En GENE se vivió una auténtica revolución antiinstitucional que solo quienes formaron parte de ella pueden recordar su sabor.

Uno de sus impulsores, Manuel Sainz, participó activamente del movimiento a lo largo de su existencia. Publicado por GENE Ediciones en 1988, dejó por escrito este aforismo: “Se ocupan de meter en las cárceles a los que dicen que las cárceles deben desaparecer. De meter en las iglesias a los que dicen que las iglesias deben desaparecer. De meter en los museos a los que dicen que los museos deben desaparecer”. Ahora, su obra y la de sus compañeros reaparece en una exposición en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en Madrid. Con una sensación triste, piensa que sus mensajes pasan a ser intocables para el público. El museo los convierte en historia, en pasado.
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