Si los incendios se apagan en invierno, las huelgas se ganan antes de que estalle el conflicto. Algo parecido es la premisa que guía al comité de empresa en concreto y a la plantilla en general de Tubacex. La firma ha planteado dos ERE en sus plantas alavesas de Amurrio y Llodio que afectarán a 129 operarios de los casi 800 del total.
La respuesta ha sido directa: huelga indefinida de los trabajadores dedicados a la producción. Ya son más de 130 días, desde el 11 de febrero, en los que ni un kilogramo de acero se ha convertido en tubo.
El paro, que es la eclosión a la presentación de los expedientes de regulación de empleo por parte de la compañía, se vino fraguando con cinco huelgas previas de 24 horas. La historia huele a piquete mañanero, neumáticos quemados, confraternización, esquirolaje y represión policial.
Comparte si te ha gustado: