Gran parte de la sociedad lo predijo en sus cánticos contra la invasión de Irak: "Sus guerras, nuestros muertos", dijeron a los cuatro vientos. El tiempo no tardó en darles la razón. Aquel 8 de abril de 2003, el ejército de Estados Unidos ocupaba las principales posiciones que había dejado tras de sí el de Saddam Hussein en Bagdad. A pesar de ello, a primera hora de la mañana atacaron tres señales de televisión que emitían en directo: la sede de Al-jazera, Abu Dabhi TV y la señal de Reuters en el Hotel Palestine. En este último enclave se encontraba José Manuel Couso Permuy, camarógrafo de Telecinco, quien murió momentos después a causa del ataque. Ahora, 19 años después, su familia continúa buscando en Europa la justicia que España les niega.
Fotografía de uno de los homenajes a José Couso / EFE |
Con José María Aznar a la cabeza, uno de los principales valedores internacionales de la invasión iraquí por parte de EEUU, la familia jamás encontró ningún tipo de respaldo por parte del Ejecutivo. Así, los allegados del comunicador ya fallecido comenzaron un periplo judicial plagado de idas y venidas que no ha terminado a día de hoy. "En ningún momento el Gobierno actuó de oficio en la investigación. El 27 de mayo presentamos una querella en la Audiencia Nacional. Se han dado varios procesos de archivo y modificaciones en la Ley Orgánica del Poder judicial con graves consecuencias, no solo para este caso", apunta David. Las sorpresas y los hitos, aunque negativos, tampoco tardaron en llegar, como lo ejemplifica el hecho de que por primera vez en su historia, la Interpol se negara a cursar una orden de detención que, en esta ocasión, iba dirigida contra militares norteamericanos.
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