Se llama Luis Fernando Lezaeta Hurtado en Chile y Luis Aguirre García en España. Nació el 30 de noviembre de 1958 en Salamanca, pero eso lo supo cuando ya tenía 15 años, el mismo momento en el que se dio cuenta de que los padres que le habían criado no eran sus padres biológicos pese a que así constaba en el registro del país Latinoamericano. Hasta 1998 una abogada no le aseguró que había sido un bebé robado durante la dictadura franquista. "Cuando le pregunté por lo ocurrido, mi madre me dijo que tenía que quemar todos los papeles porque le podía meter en un lío a ella", relata Fernando, tal y como él prefiere denominarse. Al principio, la familia Lezaeta quería una niña, pero ellas eran mucho más difíciles de conseguir, así que se tuvieron que conformar con un niño "rubio de ojos azules", tal y como lo encargaron a Félix Álvarez-Arenas, el militar cercano a Franco con el que vivió sus primeros seis meses de vida. La vida de Fernando costó algo más de 100.000 pesetas de la época.
Libro de familia de Laura Perales / Cedida |
Laura Perales dio a luz en el Hospital General de Alicante el 3 de julio de 1980, ya entrada la democracia en España y cuasi superada la Transición. A los dos días, Javier Hernández Perales murió. Sería enterrado el día 6 en una fosa común de Alicante, en domingo, pese a las reticencias de la familia. Tras varios pleitos con la justicia, la exhumación del cadáver y el análisis forense dejó constancia que realmente lo que habían enterrado era un brazo de un adulto. "Yo pedí al cementerio la lista de cadáveres que había en esa fosa común y vi que donde debería estar mi bebé también había más de 70 recién nacidos de mayo a agosto de 1975 procedentes del Hospital en el que di a luz".
Un bebé robado y una madre a la que robaron su bebé son los trágicos protagonistas de un hecho acontecido en España a lo largo de varias décadas y que afecta a miles de personas a nivel internacional. Amnistía Internacional (AI) ha publicado un extenso informe llamado "Tiempo de verdad y de justicia. Vulneraciones de Derechos Humanos en los casos de 'bebés robados'" en el que analiza las raíces del problema, quiénes fueron los ladrones y quiénes los robados. Pese a que no existen datos oficiales al respecto, la sustracción ilegal de bebés se produjo entre 1939 y los noventa, pues el último caso documentado por AI es de 1993. Según la organización, "pudo existir la sustracción y apropiación de niños y niñas al nacer (...) así como la subsiguiente supresión y sustitución de su identidad llevada a cabo con la participación, tolerancia o aquiescencia de agentes del Estado".
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