Si detrás de cada cifra de fallecimientos por coronavirus hay una vida, la situación se agrava mucho más cuando ni siquiera existen datos fiables y actualizados al respecto. Es lo que sucede en las residencias de la Comunidad de Madrid, en donde se desconoce si se han medicalizado, y el último dato hecho público respecto a los decesos es del 26 de marzo: 1.065 ancianos habían muerto desde inicios de mes pero, desde la Consejería de Políticas Sociales, en donde recaían las competencias hasta entonces en materia de residencias, ni siquiera explicitaban la causa de los fallecimientos.
Miguel Ángel Vázquez, el presidente de la asociación, señala que en todas las residencias debe existir, desde el 21 de marzo, una clasificación de los pacientes en cuatro grados en los que se aglutinen de mayor a menor posibilidad de haber entrado en contacto con una persona contagiada de coronavirus; algo que, como mínimo, no se está produciendo en más de cinco residencias de la Comunidad de Madrid. Falta de precauciones como esta y el desbordamiento de las plantillas es lo que han eclosionado en que la Consejería de Sanidad, organismo que en estos momentos se encarga de gestionar estos centros, haya tomado el control de ocho residencias privadas de la región.
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