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ARCO, memoria histórica y Eugenio Merino: un paseo por la fuerza de la creación artística

Si uno pasea por esta edición de ARCO, la feria de arte contemporáneo más importante de España, se podrá encontrar con la réplica de una mano que señala hacia arriba con su dedo índice. Intenten mirar más allá del pabellón de Ifema, el recinto en el que se lleva a cabo la muestra. Superando su techo, llegarán al cielo.

Eugenio Merino posa con dos de las obras q
ue presenta en ARCO 2023.- Guillermo Martínez
La mano acusadora es una de las tres obras, García Lorca y Picasso mediantes, con las que el artista Eugenio Merino se presenta a ARCO. La mano, sin pelos pero con todas las señales, es una copia exacta en bronce de la de Nicolás Sánchez-Albornoz, el antifranquista ahora nonagenario que llegó a estar condenado a trabajos forzados en el valle de Cuelgamuros y del que consiguió escapar. "El dedo apunta hacia arriba por el hecho de que él estuvo preso en el valle, donde se levantó la gran cruz en honor a Franco, y es una manera también de implicar a la Iglesia en la obra, ya que legitimaron el golpe de Estado y la posterior dictadura", explica el propio Merino.

No se equivoca: el dictador llegó a denominar la Guerra Civil como una cruzada cristiana. Desde su punto de vista, "la forma de contrarrestar a todos los monumentos fascistas que pueblan España es a través de contramonumentos como este, que cuestionen el papel del propio monumento", dice como si tratara de un trabalenguas. En resumen: frente al parque temático del fascismo en el que la dictadura franquista convirtió España durante 40 años, obras que deslegitimen aquellas llevadas a cabo por un Gobierno ilegítimo y que, en muchos casos, aún perduran en las calles y plazas españolas.

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