Ya lo habían logrado. Antes de aquel 16 de febrero de 2018, decenas de personas en situación de calle consiguieron encontrar un techo bajo el que guarecerse gracias a la liberación de varias corralas en el sevillano barrio de La Macarena. El impulso del movimiento por una vivienda digna se fortalecía en un lugar en el que la clase obrera se veía golpeada por la gentrificación y la subida continua de las rentas del alquiler debido a una dinámica turística que expulsaba a la población natural de sus hogares.
La acción de ese día pronto se frustraría y el número 42 de la calle La Macarena, donde hacía años estaba ubicado un importante centro social ocupado de la ciudad, jamás daría techo a personas en situación de calle. Un error en las indagaciones previas a la ocupación hizo que todo saltara por los aires. Esos pisos no pertenecían a un fondo de inversión, sino a una inmobiliaria que ya los había empezado a vender. Después, descubrieron que algunos de sus dueños eran los policías que frustraron la acción.
Comparte si te ha gustado: