Reconceptualizar la vida se torna necesario, cuasi obligatorio, en un momento de desestabilización mundial. Un virus asola la faz de la Tierra y la maquinaria capitalista se endurece: la gente no tiene que ver cuán endeble es el sistema. Hace algo más de un año que falleció Erik Olin Wright, uno de los más eminentes sociólogos marxistas, no sin antes dejar para la posteridad su último libro: Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI (Akal, 2020).
Portada de 'Cómo ser anticapitalista en el siglo XXI'. — Akal |
Tres binomios vertebran todo un postulado posterior: igualdad/equidad; democracia/libertad; y comunidad/solidaridad. A partir de ellos, el sociólogo emprende un viaje al interior del anticapitalismo. "Esos pares que él presenta al principio evocan la triada de libertad, igualdad y fraternidad. Así es como refleja que el proyecto socialista no es algo exótico, sino que conecta con preocupaciones ampliamente compartidas. Prácticamente, nadie se opone a esas parejas de conceptos, y quienes defendemos el proyecto socialista democrático tenemos que partir de amplias ideas compartidas", aduce Jorge Sola, profesor de sociología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y antiguo alumno de Wright.
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