Juan Valle entró por la puerta del Imaginarium sin saber qué le esperaba. Encontró un regalo para su sobrina, y se compró otro para él: un pequeño piano con apenas capacidad de resonancia, pero con cierto ritmo. Este pianista es uno de los diez integrantes de Ataca Paca, el grupo de música callejera que deleita al viandante madrileño como si de una tuna punk se tratara. Traviesos en sus melodías, canallas en sus versiones, la decena de músicos procedentes de hasta seis países diferentes se fusionan en unas melodías en las que todo cabe: viento, cuerda y percusión. Aquí todos cantan, o corean, o bailan, y siempre sonríen. Apostados en los lugares más céntricos de la capital, le estarán esperando a la vuelta de la esquina.
Ataca Paca / Carmen Negueruela
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Así fue el parto de Ataca Paca, que tras años de andadura ha llegado a ser una conjunción de música, danza y teatro. Un espectáculo casi sin igual que bebe de todos y cada uno de los participantes. “Siempre he visto a gente con mucho talento tocando en la calle como solista o metidos en dúos, proyectos que no expresaban al máximo sus potencialidades. Superamos las mil dudas que nos surgieron y acabamos formando la banda”, reflexiona Rossi.
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