Que en Madrid está haciendo mucho calor no se le escapa a nadie. Que quien más lo está sufriendo son aquellas personas obligadas a trabajar en la calle, tampoco. Este miércoles se vivió una jornada sofocante en la capital con casi 40 grados. Por mucho que algunas compañías hayan incorporado la tecnología al corazón de sus negocios y cualquiera pueda pedir la comida o comprar cualquier cosa desde una app o pedir un coche para ir al trabajo con aire acondicionado en la puerta de casa, los trabajadores que lo hacen posible siguen sufriendo los estragos del calor. Riders de Glovo o Uber Eats, repartidores de Amazon o conductores de VTC sufren los efectos de un sol de justicia durante una jornada laboral alejada de los 27 grados como máximo que establece la normativa estatal en los centros de trabajo.
“Ganamos unos cuatro euros la hora por estar horas y horas bajo este sol horrible”. Esto es lo primero que dice un repartidor de Glovo que prefiere mantenerse en el anonimato al preguntarle qué tal está pasando la ola de calor. Sin lugares proporcionados por la empresa en los que poder guarecerse de los rayos solares, los cientos de riders que merodean por la ciudad se esfuerzan por conseguir algo de sombra durante sus jornadas laborales, intentando no quemarse y con un mapa mental en su cabeza de las fuentes públicas en Madrid, aunque algunas ni funcionen y, en otras, el agua salga caliente.
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